Por Belén Cambronero-Saiz
Los premios Goya del 2024 son un ejemplo de cómo la mujer científica va teniendo cada vez mayor presencia en la ficción cinematográfica española.
Y es que en la ceremonia de este año, que tuvo lugar apenas un día antes de que se celebrase el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Sigourney Weaver fue galardonada con el Goya Internacional por papeles tan emblemáticos como el que representó en Gorilas en la Niebla (1988). En este biopic, la actriz encarnó a la antropóloga norteamericana Dian Fossey, pionera en la investigación y recuperación de los gorilas, a quien le debemos uno de los trabajos científicos sobre primates más largos y exhaustivos que se han hecho hasta la fecha.
Pero, además, este año también encontramos la película de Luis Tinoco, La Paradoja de Antares (2022), que recibió 14 candidaturas, incluida la de mejor película. En este caso se trata de una película de ciencia ficción, con un solo personaje principal donde la actriz Andrea Trepat interpreta el papel de una joven astrónoma que trabaja como investigadora en el Centro de Investigación para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre “Iber S.E.T.I Institute”.
De nuevo aquí el personaje principal vuelve a ser una científica con unas firmes convicciones acerca de su objetivo vital y la trascendencia social de su trabajo. Y es que el cine es una herramienta esencial para difundir nuevos cánones y modificar valores y actitudes, por lo que la representación de mujeres científicas reconocidas y exitosas, puede contribuir a reducir en grado de incongruencia percibida entre los roles de las mujeres y las cualidades necesarias para llegar a ser una persona relevante en esa área.